Aunque
me gustan los estudiantes porque son la levadura del pan que saldrá del horno con toda su sabrosura y estoy feliz porque han salido a la calle a marchar por la libertad de expresión, yo quiero que alguien me devuelva de nuevo a mi país. Aquel que tenía cuando cumplí diez años y compraba un ricomalt por real y medio en una bodega, aquel que tenía hace veinte años cuando en la universidad eramos la generación boba, o aquel de hace apenas diez años cuando salíamos a la calle sin tanto miedo de que "algo" pasara (y en la categoría de "algo" cabe cualquier cosa, desde un robo, un tiroteo y todos al suelo, hasta una marcha, un motorizado con capucha roja que pasa desafiante, una lluvia incontrolable que se lleva todo a su paso, una laaarga cadena dictatopresidencial, un cacerolazo, un susto porque te van a quitar a tus hijos a medias o tu casa o una parte de tu casa o algo, una guarimba, un quinchoncho, un chute, un chuzo, un huevo chimbo, un hueco, un chimborazo en el coco...).
Ahora cuando llueve mucho no vamos a la playa, y si no llueve y el día está soleado hay que ver cómo está la trocha porque tal vez la cerraron, y si la trocha está abierta y sin derrumbes, tal vez cuando bajas te atracan por ella o igual no se puede bajar porque hay una huelga que trancó la autopista y son tres horas de cola, asi que casi nunca bajamos a la playa con los niños porque nunca se sabe no vaya a pasar "algo". Ahora cuando la gente va al cine lo cuadra todo para ir al centro comercial más seguro y cercano. Los centros comerciales son ahora las plazas y hasta a la placita del Hatillo que era la única plaza segura le quitaron su centro, porque ahora cuando vamos al Hatillo se puede ir también al Centro Comercial el Hatillo, que queda a dos cuadras de la plaza y para qué ir a la plaza si en el C.C. hay una heladería 3D y una especie de pueblillo en miniatura entre tiendas y no llueve.
Yo quiero de nuevo a mi país. Aquel sin tantos problemas políticos, y con tantos otros problemas, pero que lamentablemente nadie se enteraba a menos que leyera el periódico (ahora aunque no leas los periódicos igual te enteras de cualquier manera). Ibamos a una parrilla los domingos, paseos a caballo en el Junquito y golfeados con queso, subidas al Avila mochila en mano, fiestas hasta el amanecer sin un secuestro express, el Cine Prensa con sus películas novedosas y el Festival de Teatro cada dos años disfrutando los espectáculos de calle como si nada... no habia internet, ni teléfonos celulares, ni tanto chip agudo y se escribian cartas que tardaban siglos en llegar aunque el fax ya era una cosa rara y novedosa, pero no nos sentíamos inseguros caminando por las calles por "algo" que podía pasar.
Yo quiero de nuevo vivir la cotidianidad de los días, haciendo simplemente lo que hacen las familias en cualquier parte del mundo y nada más que eso. Llevar a sus hijos a algún sitio el fin de semana, salir con los amigos, visitar a la familia, estar en el jardín comiendo frutas, hablar de cualquier cosa sin importancia, ( 0 como decia en un poema muy viejo "tomar te en el patio con chicharras, agujerear cáscaras de insectos, chupar frutas, lamer semillas"). Ser feliz ya, como dijo Amelia la hija de mi esposo un día: "yo quiero ser feliz ya" y desde entonces ese ha sido un lema de la casa, ¿porque para qué está hecha la felicidad sino se la puede tener ya, ahora, en ese súbito y preciso instante? y entonces ser feliz ya es ser feliz con lo que se tiene sin muchas complicaciones... ¡pero caray, hay que ejercitarse bastante en esa lógica oriental para lograrlo en este país convulsionado de "algos" que te menean a cada rato el porvenir con amenazas!