1.11.06

Clase de maternidad en una peluquería

El día que supe que iba a ser mamá por primera vez (hace más de tres años) estaba tan nerviosa que mientas esperaba los resultados del examen de laboratorio me metí en la peluquería. Para mi las peluquerías son lugares de salvación: siempre llego como perdida, sintiéndome como “cucaracha en baile de gallinas” –fuera de lugar, pues-, y al mismo tiempo con la certeza de que allí van a “recogerme y salvaguardarme de mis precipitaciones”. Es extraño, pero, el hecho de tomar una revista de lo más banal y que me manoseen el cuero cabelludo, me reconforta de una manera muy especial. No me gusta que me hablen, ni me gusta hablar mientras me lavan o me secan el cabello. Sólo estar así, como autómata, en tanto ocurre la transformación.

Sin embargo ese día estaba demasiado aturdida, pues esperaba ansiosa que el resultado dijera que si. Había estado casi un año buscando ese bebé con médicos, medicamentos, inseminaciones… y mi esposo y yo nos habíamos sometido a todo tipo de exámenes previos. El deseo de quedar en estado había pasado por muchas etapas: amasar la idea de ser madre, decidir que iba a serlo, darme cuenta de que no era tan fácil a mi edad, buscar información, ir a un médico, luchar mes a mes con los test de embarazo, frustrarme cada vez que daba “negativo”, hacerme mil exámenes, padecerlos, pagarlos, ver los niños en la tele, en la calle, en la esquina y llorar por no tener uno, ver a mi hermana embarazada y llorar otra vez y sentirme mezquina por mi envidia, darme cuenta de que los médicos no me ayudaban de la manera que yo quería –desde el alma- sino con su ciencia –tan inexacta al tratarse del deseo-, inyectarme mil hormonas, correr con el semen de mi esposo al hospital, someterme a una, dos inseminaciones… en fin, darme cuenta de que aquello de “ser madre” era mucho más complejo de lo que yo imaginaba, y muchas otras cosas más complicadas aún que no describo aquí.

Y ahí estaba yo, esperando el resultado una vez más, impaciente hasta el tuétano.“Ser madre” “Ser madre”. Una extraña frase tan deseada… que no me dejaba un segundo de reposo. Pero la peluquera resultó estar embarazada. Una vez me había cortado el cabello y yo había reaccionado llorando porque el corte de pelo nuevo no me gustaba. Ella se disculpó y me dijo que el corte era perfecto. Ahora, unos meses después, estaba yo agradecida por aquel corte lejano y ella detrás de mi… ¡embarazada!. “Una señal del cielo” –me dije, pues si la peluquera estaba embarazada tal vez yo también lo estaría.

Por su barriga y mis ansias de maternidad comenzó la conversación y le pedí disculpas por aquel percance pasado y el mal rato que la hice pasar. –No, ni te imaginas… ese día que te corté el cabello me dijeron que estaba embarazada. Llevaba seis años buscando este bebé… figúrate. Cuando te corté el pelo estaba esperando el resultado. Este bebe es In Vitro…o sea que costó mucho dinero, pero sobre todo, mucho esfuerzo. Figúrate, ¡seis años!- entonces me contó todo su calvario.

Lo mío era una pajita en la nada, al lado de todo lo que ella había tenido que pasar para quedar embarazada. Me consideré afortunada, y me pareció que todo aquello era una “señal del cielo”. Una hora después, estaba con mi resultado positivo en la mano, y desde entonces paso a saludar a mi casual amiga, pues tuvimos los bebes casi al mismo tiempo –unos meses apenas de diferencia-.

Ahora decido abrir un blog sobre la maternidad, porque no sé, de alguna manera una mujer queda “hermanada” a todas las mujeres que han tenido hijos (o sea, a casi todas ¡qué sensación tan extraña!) y al mismo tiempo esa mujer queda “sola” o “aislada” en su larga maternidad… pues el proceso de criar niños pequeños no te deja tiempo ni para sacarte las cejas -menos para ir a la peluqueria- y por supuesto, mucho menos para hablar con otras mamás, a no ser de una manera casual. Así que este blog, si es que puedo, es para obligarme a compartir todas esas pequeñas -y a veces importantes- cosas que se viven en este cambiante y "enseñante" proceso de la maternidad.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Bienvenida
y de verdad BIEN, hacía mucha falta esa parte tuya tan suelta y tan creativa.
Me encantó esta relato!!! aunque para mí ya muy lejano (añoro nietos y sobrinos, para rozar sus pieles, olerlos y atrapar esos gestos repentinos a la vez que continuos, para que no se pierdan).
Te felicito, y estoy segura de que podrás alimentarlo tan bien como lo has hecho con todos, tus hijos, tus lectores, tus espectadores de Naku, tu familia etc.
Recuerdo los días entre Andre a y Roby, no tan complicados pero muy llenos de angustia y exámenes y voracidad, y tambien una pérdida, "la envidia" me mataba: todas o casi todas las mujeres de la familia embarazadas (incluyendo a la esposa de mi papá, para deleite del psicoanalista), luego la verguenza ....... son días muy largos e intensos "por dentro", pero gracias a Dios, en nuestros casos llegaron aquellos que hacen nuestros días intensos por fuera!!!!! Benditos sean.
Ojalá hubiera habido Blogs en esos tiempos.

Te quiero, y felicito, desde ya encontrarás tu link en mi Blog.

2:05 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Bienvenida Sonia mamá.
Qué maravilla de texto. Buen comienzo, se lee prometedor.
No es un día cualquiera para mí. Mi primer hijo, Nico, está cumpliendo hoy 21 años. Ahora tiene pelos en la barba y una calva incipiente en la cabeza. Pero para mí, sigue siendo mi primer bebé. Recuerdo perfectamente (y eso que ya me cuesta mucho la memoria) el momento mágico en que le vi la carita por primera vez y lo toque como incredula. Esa maravillosa experiencia de ver "en persona" a un ser que ha vivido dentro de nosotros por nueve meses y que, de alguna manera, es una parte de nosotros que sale a la luz ese día.
21 años han pasado desde aquel momento mágico, quizás el mejor de toda mi vida y que, gracias al nacimiento de tu blog y a las velas que acaba de apagar mi hijo en casa, he revivido hoy.
Espero que el año que viene celebremos los 22 de mi maternidad y el 1er año de Días de Madre.
Un beso, prima.
MD

3:40 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Qué bella historia! Tengo una prima que está decidida a tener un bebé, pero sin esposo(porque ya se siente amenazada por el tiempo) y está pasando por lo mismo. Leer lo que escribes me hace entenderla mejor.
Espero que su historia tenga un final tan feliz como el tuyo!

4:16 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Es lindo encontrarte en estas páginas Sonia. Estaré pendiente de leerte y, en cierta manera, acompañarte. Podemos hablar de la maternidad durante toda una vida, con sus cosas buenas y las que no lo son tanto... De todas las maneras siempre he creido que las mujeres les llevamos a los hombres una morena con la experiencia de dar a luz... Seguiremos conversando

6:15 p. m.  

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