3.6.07

Si "algo" pasa


Aunque me gustan los estudiantes porque son la levadura del pan que saldrá del horno con toda su sabrosura y estoy feliz porque han salido a la calle a marchar por la libertad de expresión, yo quiero que alguien me devuelva de nuevo a mi país. Aquel que tenía cuando cumplí diez años y compraba un ricomalt por real y medio en una bodega, aquel que tenía hace veinte años cuando en la universidad eramos la generación boba, o aquel de hace apenas diez años cuando salíamos a la calle sin tanto miedo de que "algo" pasara (y en la categoría de "algo" cabe cualquier cosa, desde un robo, un tiroteo y todos al suelo, hasta una marcha, un motorizado con capucha roja que pasa desafiante, una lluvia incontrolable que se lleva todo a su paso, una laaarga cadena dictatopresidencial, un cacerolazo, un susto porque te van a quitar a tus hijos a medias o tu casa o una parte de tu casa o algo, una guarimba, un quinchoncho, un chute, un chuzo, un huevo chimbo, un hueco, un chimborazo en el coco...).
Ahora cuando llueve mucho no vamos a la playa, y si no llueve y el día está soleado hay que ver cómo está la trocha porque tal vez la cerraron, y si la trocha está abierta y sin derrumbes, tal vez cuando bajas te atracan por ella o igual no se puede bajar porque hay una huelga que trancó la autopista y son tres horas de cola, asi que casi nunca bajamos a la playa con los niños porque nunca se sabe no vaya a pasar "algo". Ahora cuando la gente va al cine lo cuadra todo para ir al centro comercial más seguro y cercano. Los centros comerciales son ahora las plazas y hasta a la placita del Hatillo que era la única plaza segura le quitaron su centro, porque ahora cuando vamos al Hatillo se puede ir también al Centro Comercial el Hatillo, que queda a dos cuadras de la plaza y para qué ir a la plaza si en el C.C. hay una heladería 3D y una especie de pueblillo en miniatura entre tiendas y no llueve.
Yo quiero de nuevo a mi país. Aquel sin tantos problemas políticos, y con tantos otros problemas, pero que lamentablemente nadie se enteraba a menos que leyera el periódico (ahora aunque no leas los periódicos igual te enteras de cualquier manera). Ibamos a una parrilla los domingos, paseos a caballo en el Junquito y golfeados con queso, subidas al Avila mochila en mano, fiestas hasta el amanecer sin un secuestro express, el Cine Prensa con sus películas novedosas y el Festival de Teatro cada dos años disfrutando los espectáculos de calle como si nada... no habia internet, ni teléfonos celulares, ni tanto chip agudo y se escribian cartas que tardaban siglos en llegar aunque el fax ya era una cosa rara y novedosa, pero no nos sentíamos inseguros caminando por las calles por "algo" que podía pasar.
Yo quiero de nuevo vivir la cotidianidad de los días, haciendo simplemente lo que hacen las familias en cualquier parte del mundo y nada más que eso. Llevar a sus hijos a algún sitio el fin de semana, salir con los amigos, visitar a la familia, estar en el jardín comiendo frutas, hablar de cualquier cosa sin importancia, ( 0 como decia en un poema muy viejo "tomar te en el patio con chicharras, agujerear cáscaras de insectos, chupar frutas, lamer semillas"). Ser feliz ya, como dijo Amelia la hija de mi esposo un día: "yo quiero ser feliz ya" y desde entonces ese ha sido un lema de la casa, ¿porque para qué está hecha la felicidad sino se la puede tener ya, ahora, en ese súbito y preciso instante? y entonces ser feliz ya es ser feliz con lo que se tiene sin muchas complicaciones... ¡pero caray, hay que ejercitarse bastante en esa lógica oriental para lograrlo en este país convulsionado de "algos" que te menean a cada rato el porvenir con amenazas!

4 Comments:

Blogger Carlos Eduardo Fuenmayor said...

Todo de seguro mejora amiga
UN FUERTE ABRAZO

9:35 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

No soy muy dada a comentar en los blogger, pero esta vez el reclamo que haces de querer tener otra vez el país de antes, me obliga a intervenir. Yo también quiero vivir tranquila (bastantes problemas da la vida, por sí misma, para encima tener que vivir en este sobresalto de todos los días). Pero creo que también, parte del problema al que hoy nos enfrentamos, tiene su raíz en el desinterés por la "cosa política" de todos nosotros. Vivir ajeno a los acontecimientos, sólo preocupados por las cotidianidades, es un lujo que quizás puedan darse los europeos, que tienen todo resuelto. Y ni así, porque alguna angustia les traerá el cambio climático (o eso espero)
Pero nosotros, que tenemos los barrios con su miseria desbordada, el dolor de la gente en cada esquina, la basura en las calles, y por su puesto, las amenazas a la vida democrática, no podemos de ninguna manera esconder la cabeza en la arena. Algo hay que hacer, cada quien con su pequeño aporte. Y eso, quizás con dolor y sufrimiento, es lo que ha aprendido - o está en camino de aprender- nuestra indiferente sociedad civil. Nos los demostraron los estudiantes, con su batalla inteligente y creativa. Y cada quien, con sus grupos de discusión, salidas a marchas o aporte a la construcción del diálogo, para derrotar el sectarismo y permitir la tolerancia. Poco a poco lograremos construir un mejor país. Mejor que el que teníamos, y por supuesto, mucho mejor que éste

1:44 p. m.  
Blogger Unknown said...

Oh, si, yo tambien estoy de acuerdo en todo lo que dices. Nunca escondí la cabeza en la arena. Desde muy pequeña me enseñaron que uno puede hacer cosas para "cambiar el mundo" como dicen por ahi y en eso he estado toda mi vida... trabajando y creyendo que con un granito que movía, se desplazaba un entero universo. Haciendo teatro en los más inóspitos rincones del planeta -en lugares tan extraños como el alto orinoco con los yanomamis hasta en taiwan o japon, por decir algo...-. Enseñando a hacer títeres, tejer, bordar, cocinar, hacer cuentos con plastilina y cualquier cosa creativa a los niños de una escuela de petare cuando apenas tenía 18 años...
He dedicado toda mi vida a una obsesión: la certeza de que el arte sana el alma. Por esa misma razón luego de vivir seis años fuera de Venezuela, regresé cargada de frutos. Partiéndome el coco para vivir de una profesión tan rara en este país, y logrando además que otras personas vivan del oficio de ser titiriteros.
Lo que pasa es que a veces uno se quiebra (es tan dificil todo, si lo es para unos artistas de televisión, figurate para unos simples titiriteros) , y el otro día escuchando un programa de radio me puse a llorar. "¡Pero si lo que yo quiero simplemente es ir a una parrilla familiar sin este peso que siento! " Y no es por esconder la cabeza en la arena, sino un derecho que tenemos los humanos: vivir en santa paz, disfrutar del ocio y la calma.

9:50 p. m.  
Blogger La Gata Insomne said...

Yo también quiero a mi país del Gran Café, del cine Brodway, de parrillas trasnochadas, de simplemente dormir relajado. ¡Cómo si ya no fuera suficiente todo lo que hay que hacer con hijos, con casa, trabajo, esposo, salud etc?
Me encantan y enorgullecen los estudiantes,pero quiero simple y llana paz, me pregunto qu{e estará esperando Amelia??? qué belleza, pero esos son otros temores, supongo.

te acuerdas de mi paz??? ya no está, ni siquiera mis torpes palabras para hablar de la falta de paz, me queda mucho silencio, interrogaciones, y unas ganas locas de que este pueblo en el que vivo se eduque para la simple paz.

besos a mis cachorros

2:33 a. m.  

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