11.12.07

Hallacas en familia

¡Hicimos las hallacas! Desde hace varias navidades, es tradición en la familia hacer las hallacas todos juntos. Hasta los hombres pican carne, cebollas y alcaparras. Y aunque la familia ha aumentado y hay cuatro "medios-metros" caminando inquietos, jalando de las faldas y correteando por toda la casa, nosotros no hemos perdido la costumbre de reunirnos para amasar todos juntos (y poner el caldo morado). Al final de la jornada nos comemos nuestra primera hallaca, cansados pero felices y emitimos opiniones sobre la calidad de nuestro producto. He aquí las fotos de todo el laaargo proceso...

Mi papá desmenuzando el pollo y mi hermana amasando y amasando...
¡pero con pose de mis!







Bromas entre hermanos ¡y mi hijo Andrés a punto de ser cocinado en medio de la güirizapa!











trabajando en equipo para armarlas: unos ponen la masa, otros el guiso, otros los adornos, otros empaquetan y otros amarran ¡na'guará de trabajo! Felicitamos a la gente que las hace para vender

y finalmente ¡probando la primera hallaca con una copita de vino!



Etiquetas: , ,

4.12.07

Domingo de parto...


Me despierto con un país nuevo. Como dijo mi mamá, "esta votación fue un parto", y no precisamente sin dolor. Nos tuvieron en ascuas hasta la madrugada, pegados al televisor, a los centros de votación, a las papeletas, a las actas, al sueño que nos vencía, a los nervios, a un ansia acumulada durante nueve años... en fin, nos tuvieron allí sin que supiéramos realmente qué estaba pasando (y por lo visto, pasaron muchas cosas en esas horas que no supimos, y el país estuvo cerca -cerquísima-de un golpe de estado, en el precipicio de una violencia sin límites). Pero estábamos ahí, a la espera y en el limbo, luego de un largo día que nos recordaba otros largos días a la espera de falsas esperanzas (como una novia a la que han dejado muchas veces y ya no sabe si debe alegrarse ante una cita, o más bien ponerse triste). Yo simplemente no quería sentir. Fui a votar como si no me estuviera jugando el país con ese voto, y aunque me puse triste con las colas semi vacías (¿pero dónde están todos que no entiendo?), alejé mis "sentires" y con mi dedo entintado, fui a casa. Traté de no sentir el resto del día, de no pensar, de no albergar falsas esperanzas, pero a una cierta hora no pude más y prendí la tele... y ya no pude despegarme.
Ahora que todo ha pasado, que ganamos "por un tris" (aunque no sepamos nunca realmente las cifras verdaderas), que seguimos en democracia, en libertad -con Chávez aún pero de alguna manera sin él-, estamos como quien dice "aprendiendo de lo sucedido". ¡Y de qué manera! ¡Cuánto! ¡Tanto! ¡Cómo! que se me arremolina el sentir (ahora si, sin tapujos ni diques) porque sí soy ciudadana, sí tengo mucho que dar a mi país, sí soy responsable de su política, sí tengo vela en este entierro... Y para terminar, transcribo parte de lo que mi hermana escribió en un email que envió a sus amigos cercanos y que resume lo que siento.
"Hemos aprendido a valorar una democracia que dábamos por sentada, que pensábamos que nos merecíamos de gratis, que no había que construir ni mejorar: estaba allí al levantarse y al acostarse, y de ella se ocupaban otros. Hemos aprendido que los caminos no siempre son los más fáciles, ni los más directos. Hemos recibido una lección de vida de los estudiantes, razón de más para estar contentos porque hay una generación de relevo. Hemos visto como muchos de nuestros amigos más cercanos han sido activos protagonistas de lo que ocurre, y de ello estamos orgullosos. Aquellos que quisiéramos hacer más y no podemos, lo agradeceremos siempre, y así se lo haremos saber a nuestros hijos." Porque sí, ya que este blog trata de los hijos... esto es lo que me tiene más contenta: que habrá un país para nuestros hijos...