Ángel en guardia
Uno escucha frecuentemente eso de "cuidado con los accidentes del hogar" o "el peligro está donde menos te lo esperas", pero el cerebro de un adulto adulto no basta para suponer todas las complejas maneras en las que un niño de dos años puede ponerse en peligro... Ayer vivimos una explosión inesperada. Estuvimos a punto de... a un paso de... a un "porque Dios no quiso". Y es que después de eso uno tiene casi la certeza de que un ángel los custodia (cuando la diligencia de nuestras manos no llega a tiempo, cuando nos distraemos y no estamos allí para retirarlos del Peligro, cuando nos confiamos demasiado o cuando no somos padres todopoderosos, sino padres al fin y al cabo, humanos e indefensos también).
Mientras mis padres nos hacian una visita, luego de cenar, sentados en la mesa, hablando de tonterías, mi hijo Daniel se paró de la mesa y se puso a jugar. Entró a nuestro cuarto donde hay un gran televisor sobre una cómoda, se puso a "arreglarlo" y cataplán.
Se escuchó un estruendo que no podría describir. Una explosión como de guerra. Un sonido aterrador que nunca había escuchado. Nos levantamos gritando su nombre pero Daniel no respondía. Segundos que me parecieron eternos, vividos en cámara lenta, sin saber cuál es la realidad y cuál la fantasía, gritando aterrada y a la espera de algo muy aterrador... El apareció por el borde de la pared blanco como un papel, temblando y sin un razguño...y a mi se me puso el cuerpo como gelatina cuando ví en el cuarto el gran televisor hecho literalmente añicos en el suelo. No quedó ni rastro de lo que alguna vez fuera ese aparato.
¿Y si hubiera estado delante? ¿Y si algún vidrio lo hubiera cortado? ¿Y si...?¿Y si...? nos preguntábamos mientras recogíamos los vidrios, y poco a poco nos llevábamos el cadáver de la tv a colores, por partes, poco a poco, pues el peso descomunal de un televisor sigue siendo el mismo cuando se rompe, aunque lo que quede de él sean pedacitos minúsculos.
En fin, que este escrito sirva para reflexionar sobre la trillada frase de "los peligros del hogar" y sobre cómo podemos ser más precabidos poniendo nuestra imaginación a correr para preveer accidentes en el hogar, en la calle, en el Centro Comercial. No es cosa de ponerse paranóico, pero sí de no confiarse. Cada padre o madre tendrá sus muchos cuentos y seguramente si les preguntamos a los nuestros también nosotros tenemos nuestro cuento del día en que un ángel "en guardia" bajó y vino a cuidarnos.
Mientras mis padres nos hacian una visita, luego de cenar, sentados en la mesa, hablando de tonterías, mi hijo Daniel se paró de la mesa y se puso a jugar. Entró a nuestro cuarto donde hay un gran televisor sobre una cómoda, se puso a "arreglarlo" y cataplán.
Se escuchó un estruendo que no podría describir. Una explosión como de guerra. Un sonido aterrador que nunca había escuchado. Nos levantamos gritando su nombre pero Daniel no respondía. Segundos que me parecieron eternos, vividos en cámara lenta, sin saber cuál es la realidad y cuál la fantasía, gritando aterrada y a la espera de algo muy aterrador... El apareció por el borde de la pared blanco como un papel, temblando y sin un razguño...y a mi se me puso el cuerpo como gelatina cuando ví en el cuarto el gran televisor hecho literalmente añicos en el suelo. No quedó ni rastro de lo que alguna vez fuera ese aparato.
¿Y si hubiera estado delante? ¿Y si algún vidrio lo hubiera cortado? ¿Y si...?¿Y si...? nos preguntábamos mientras recogíamos los vidrios, y poco a poco nos llevábamos el cadáver de la tv a colores, por partes, poco a poco, pues el peso descomunal de un televisor sigue siendo el mismo cuando se rompe, aunque lo que quede de él sean pedacitos minúsculos.
En fin, que este escrito sirva para reflexionar sobre la trillada frase de "los peligros del hogar" y sobre cómo podemos ser más precabidos poniendo nuestra imaginación a correr para preveer accidentes en el hogar, en la calle, en el Centro Comercial. No es cosa de ponerse paranóico, pero sí de no confiarse. Cada padre o madre tendrá sus muchos cuentos y seguramente si les preguntamos a los nuestros también nosotros tenemos nuestro cuento del día en que un ángel "en guardia" bajó y vino a cuidarnos.