25.9.07

Poemas de hijos...

Estas vacaciones fui a la playa, y por primera vez en mucho tiempo tuve la ayuda de una mujer que es un ángel -se llama Aleida, ha llegado a la casa para ayudar en las noches con el trajín de la cena, la hora de acostarse, salir temprano al colegio, etc. y por el bien de todos, espero que se quede "al infinito y más allá"-. Así que por obra y gracia de Aleida, todos pudimos descansar. Será por eso que me puse a escribir poemas, uno detrás de otro y casi sin parar. Era como si los tuviera escritos en el cuerpo... en el dorso de una mano, en un pie, a un costado. He aquí uno de ellos... No es en contra de los padres, sino que surgió luego de ver a uno que cuidaba a su pequeña niña -mientras se bañaba en una gran piscina- sin apenas verla. Y simplemente, me asombró que también así pudiera cuidarse.

ALGUNOS PADRES


Algunos padres cuidan a sus hijos de reojo
mientras fuman reticentes
conversan o leen
los niños se bañan mientras tanto
y desafían peligros crueles
Yo
veo cómo la calma
ha de cuidar igual
intensamente

Para demostrarlo
uno de los padres se retuerce y en las dudas
alza la ceja sigilosa
llama: hijo
cuidado
pon atención en la rama

y eso basta
para calmar la sed de sangre
que hay en el lugar

tantas lecturas
sobre muertes en el agua
han llenado la mente
de obstáculos

Los niños siguen siendo
todos los días
como animales en un estanque

17.9.07

De clases con el papel contac.

El día que nace tu primer hijo te dan el título enrolladito de "madre primeriza", pero nadie te dice que los estudios van a durar toda la vida, ni que pasarás toda clase de pruebas y exámenes, de todo tipo, de todo orden y de las extrañas maneras.
El día que inscribes a tus dos hijos en un pre-escolar común y corriente, nadie te indica que comienza tu carrera como "madre escolar" y que comenzarán otro tipo de pruebas... como por ejemplo ¡comprar y tener preparada la lista de útiles!
Yo fui muy contenta a inscribir a mis bebés y salí con una cantidad de papeles, incluídos los teléfonos de la tienda en donde vendían los uniformes -que aún no habían llegado- y numerosas indicaciones para el color y el tipo de zapatos. Ni qué hablar de la lista... laaarga y compleja. Al lado, otra lista de "utiles personales". Total: me pasé más de una semana organizando el arsenal, escribiendo los nombres de mis dos hijos con tinta indeleble en las caminas, los pantalones, los bolsos, la franela de deporte, cada uno de los lápices y los colores, el sacapuntas, las temperas... en fin... cuando terminé, tenia ojeras. Otra semana más para terminar con los uniformes (y otra de espera porque aún no había llegado esto o aquello).
Pero lo peor... lo peor ¡me agarró por sorpresa! Resulta que en la lista de útiles dice: "caja de zapatos forrada con papel contac". Yo me alisté tranquilamente a las 10 de la noche con tijeras y un metro de papel contac azul... y aún con mis sobradas destrezas manuales como titiritera que ha hecho y vuelto a hacer montones de títeres -de goma espuma, de latex, en arcilla, en anime, en tela, en yeso... en casi cualquier material, excepto la piedra...- ¡me quedé pasmada!: ¿cómo? ¿por dónde? ¿si lo pico al cuadrado? ¿si lo corto acá y jalo por acá y se me queda pegado por acá y me salen bolsas con aire y las pincho con agujas? Las fulanas cajitas me salieron todas choretas, pues luego de pelear con la lógica más de media hora resolví que mejor comenzaba por donde no sabía y pegaba y recortaba y basta.
Cuando le comenté a mi hermana mayor, que ya tiene dos hijos que van a bachillerato, me dijo: ¡Nooooo, no has visto nada: espera a que te pidan el montón de cuadernos, todos forraditos en papel contac...!
Asi que no me quejo. Mis tareas apenas comienzan.