De nuevo hallacas...
Y otra vez hicimos hallacas en mi casa. Ya pasó un año (y como casi no escribí en el blog, ya ven qué rápido pasa un año ¡y que lo digan!). En fin, tradiciones son tradiciones, como muestra un botón. He aquí la familia, de nuevo reunida para el amasón del año
Miguel limpiando las hojas, que como nos hemos vuelto cómodos y prácticos, ahora las compramos ya limpias (así lo dice la etiqueta: hojas de hallaca limpias), pero como igual desconfiamos, les pasamos un trapito.
y que lo digan Milagros y Aliana. "Anita amasa la masa, amasa la masa, anita..."
Miguel limpiando las hojas, que como nos hemos vuelto cómodos y prácticos, ahora las compramos ya limpias (así lo dice la etiqueta: hojas de hallaca limpias), pero como igual desconfiamos, les pasamos un trapito.
He aquí la cadena de montaje, cuando el guiso estuvo listo, y nos organizamos lo suficiente como para armar la fábrica de masa-guiso-aceituna-adorno-hoja-y-amarre...
Y que nadie diga luego que las hallacas de su madre son las mejores porque las de mi madre, que fueron las de mi abuela y que ahora son las mias, son las mejores... Y menos mal que en esta familia en ese aspecto no hay conflictos, porque las mías son las tuyas y las suyas son las tuyitas y todas son de la misma madre... Como la santísima trinidad, amén.